Varios estudios indican que pasar frío aumenta la quema de grasa corporal.
Nuestro cuerpo utiliza energía para mantenernos calientes, es parte de nuestro metabolismo basal. En condiciones en las que perdemos más calor de lo normal, como estamos sumergidos en el agua o cuando hace mucho frío, se utiliza el tejido adiposo como energía para mantener la temperatura, es decir, quemamos grasa para calentarnos.
Varios estudios han comprobado que para que esto funcione, hay que pasar frío de de verdad. Es decir, exponer al cuerpo a temperaturas bajo cero que nos hagan tiritar.
Sin embargo, se puede activar la quema de grasas sin tanto sufrimiento:
- Duchas frías de unos tres minutos
- Colocar bolsas de hielo en el cuello y los hombros durante 20 minutos
- Beber agua helada en ayunas
- Correr cuando hace frío con poca ropa encima, aunque protegiendo bien manos y pies
- Chupando cubitos de helado: con cinco o seis cubitos diarios se queman 60 calorías. Se pueden fabricar aromatizados con vainilla o menta.
No es que te vas a buscar una pulmonía, pero sí que han demostrado que pasar un poco de frío pone la pila al cuerpo para que use las calorías de las comidas para calentarse
Pero cuidado. El frío aumenta el apetito. Como el cuerpo ha empleado energía para calentarse, tiende a intentar recuperarla comiendo más.