El desayuno es la comida más importante del día para rendir, pensar bien, trabajar, llevar una vida tranquila y por supuesto, entrenar. Debe aportar 25 y 30% mínimo de las calorías diarias por lo que permite experimentar bastante con alimentos nuevos que completan la alimentación y si no es posible desayunar bien a primera hora, se puede desayunar dos veces para conseguir un desayuno completo.
Al entrenar en ayunas apenas hay reservas de glucosa en sangre y músculo y se recurre a las grasas de reserva para producir energía, así se pierden los rollitos más rebeldes y se educa el metabolismo energético para trabajar eficientemente en condiciones extremas. Es eficaz para trabajar la resistencia.
Además es importante que toda persona que vaya a realizar ejercicio físico y/o deporte debe haberse hidratado y nutrido correctamente para no comprometer el organismo a un estrés metabólico durante la misma, salvo que se tenga el objetivo de perder peso.
Nadie debería salir directamente de la práctica de cualquier tipo de actividad físico/deportiva a la ducha o en su defecto a continuar con su vida normal. La musculatura ha estado trabajando de forma distinta y cargándose de líquido que hay que ayudar a drenar. Los estiramientos en su justa medida así como la movilización articular en el reposo y los rodajes muy lentos ayudan a realizar esta vuelta a la calma. Esto junto con la rehidratación contribuye a una correcta adaptación al ejercicio sin la cual no cumpliría sus funciones el entrenamiento.