El parapente es un planeador ultraligero flexible que no necesita un motor como los aviones, no es más ligero que el aire, como lo son por ejemplo los globos ultraligeros porque pesan menos que el piloto que lo conduce. Permite el despegue y el aterrizaje a pie sin ayuda y solamente con nuestros propios medios, flexible porque está compuesto por tejidos y materiales textiles que no conforman ninguna estructura rígida.
La magia del parapente permite que un montón de metros de tela metida en una mochila, se conviertan en unas verdaderas ?alas? tras unos minutos de preparación.
Su vuelo obedece a las fuerzas "aerodinámicas" que aparecen como fruto del movimiento del ala del parapente en el seno del aire. Este desplazamiento provoca unas corrientes que denominamos "viento relativo" y que es el origen de todas las fuerzas aerodinámicas, para obtener esta velocidad sin ninguna energía o medio de propulsión externo, aprovechamos la misma fuerza de gravedad, para desafiarla poco después con nuestro vuelo.
El planeo no es otra cosa que transformar una altura en una distancia gracias al vuelo. Irremediablemente, el vuelo de planeo termina cuando ya hemos consumido esa altura. Por suerte el aire no es inerte y se está moviendo constantemente. Los movimientos propios del aire son estudiados por la meteorología y algunos fenómenos meteorológicos permiten alargar dicho planeo hasta límites insospechados. Es lo que se llama las ascendencias.
El parapente es sin duda un deporte muy técnico, como el ala delta, que no puede aprenderse de cualquier manera, que debe practicarse con prudencia y que nos obliga a conocer muy bien cuáles son nuestras posibilidades reales y nuestros límites.