Las llamadas pesadillas o sueños malos, que por lo general pueden despertarnos temor, ansiedad, tristeza, pánico, vergüenza y que hasta llegamos a sentir que son reales, pueden reforzarse o agudizarse gracias a dos aliados muy comunes, como lo son el insomnio y la depresión.
Según un estudio realizado en Finlandia, los síntomas claves de la depresión y del insomnio son los predictores más fiables de tener pesadillas frecuentemente mientras dormimos. Durante el estudio, los investigadores agruparon a más de 13 mil participantes con edades comprendidas entre los 25 y los 74 años y en los que el estilo de vida o la frecuencia de las pesadillas eran dos ejes principales de los cuestionarios presentados a los voluntarios.
El 3,9% de los participantes afirmó tener pesadillas a menudo; el 45% las tenía ocasionalmente y el 50,6% nunca había tenido pesadillas. Comparando estos datos con los baremos de depresión e insomnio, descubrieron que el 28,4% de los voluntarios que presentaba síntomas severos de depresión formaba parte del grupo que tenía pesadillas de forma asidua. Lo mismo sucedió con los participantes con insomnio frecuente, representando el 17,1% de ellos.
El estudio mostró estudio muestra una clara relación entre el bienestar y pesadillas. Esto es más evidente en la conexión entre pesadillas y depresión, pero también es evidente en muchos otros análisis relacionados con las pesadillas y preguntas que miden la satisfacción de vida y la salud.
En conclusión, es posible que las pesadillas funcionen como indicadores tempranos de la aparición de la depresión y por lo tanto tienen un valor diagnóstico aún sin explotar. Además, debido a las pesadillas, el insomnio y la depresión a menudo aparecen juntas.