Todo lo que tenga que ver con alterar o dañar los órganos genitales femeninos, sin ser una decisión médica, se considera como mutilación genital femenina (MGF), y es reconocida mundialmente como una grave violación de los derechos humanos.
Estos actos representan una gran desigualdad entre los sexos y una forma extrema de discriminación. Esta practica afecta los derechos de salud, seguridad e integridad física, pues quienes la viven, sufren algo muy similar a una cruel tortura que puede terminar en la muerte.
Se deben realizar esfuerzos que hagan hincapié en el diálogo social y en el empoderamiento de las comunidades para actuar colectivamente y poner fin a la práctica. Así como también deben atenderse las necesidades de salud sexual y reproductiva de las mujeres y niñas que sufren sus consecuencias.
En la actualidad, El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), lideran un programa a escala mundial que planea acelerar la eliminación de la mutilación genital femenina, centrándose en 17 países de África.
Asimismo, el UNFPA colabora con gobiernos, socios y otras agencias de la ONU para hacer frente directamente muchos de estos objetivos y contribuye en diversas formas para lograr muchos de los demás objetivos.
Estas son razones suficientes para recordarle a la población en general que esta practica debe terminar, por lo tanto, anualmente, cada 6 de febrero, se celebra el Día Internacional de Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina, que busca crear conciencia en los diferentes países sobre las consecuencias de este problema.
Con información de www.un.org