El cuello es una de las partes del cuerpo que más revelan nuestra edad. Los primeros síntomas de alerta son la aparición de la papada, la flacidez y las arrugas.
El tipo de piel del cuello favorece la aparición de los llamados ?Anillos de Venus?, esas arrugas horizontales y verticales que se generan por las posturas al dormir o por la flacidez. Si aún no hemos cumplido los 30 años podemos utilizar nuestra crema nutritiva habitual, extendiéndola también por el cuello y el escote. Debemos hacerlo a diario, para que la epidermis esté hidratada y bien nutrida.
Pero a partir de esa edad tendremos que proporcionarle a nuestra piel un tratamiento más intenso con una crema específica, formulada especialmente para esas zonas, que nos ayude a combatir la flacidez y a conservar la elasticidad y firmeza.
Para que sea más efectiva debemos aplicarla después de friccionar la piel con un cepillo, para estimular y abrir los poros, haciéndola penetrar con un masaje, que podemos realizar con la palma de la mano, empezando por la nuca y avanzando hacia la garganta con movimientos circulares. En la parte frontal lo haremos en vertical, de abajo arriba.