Los efectos biológicos del ozono le confieren unas propiedades terapéuticas y biológicas que posibilitan la aplicación de la Ozonoterapia en un amplio campo de especialidades, tales como el de la mejora medioambiental a través de la potabilización de aguas, la alimentación (se emplea en la desinfección de frutas y verduras), y en la Medicina, donde ha adquirido relevancia debido a su eficacia en enfermedades asociadas al déficit de las defensas antioxidantes. En esta última especialidad se aplica en inmunodeficiencias, en aquellos casos que existe un deficiente aporte de oxígeno en los tejidos, enfermedades degenerativas e infecciones microbianas.
Sus efectos son aplicables en las siguientes enfermedades:
1. Insuficiencia circulatoria periférica.
2. Pie diabético.
3. Úlceras de los miembros inferiores.
4. Enfermedades vasculares.
5. Cardiopatía isquémica.
6. Estenosis cardiaca.
7. Angina de pecho.
8. Síndrome de hipertensión venosa.
9. Úlceras herpéticas.
10. Virosis cutánea.
11. Quemaduras y cicatrización de heridas.
12. Hepatitis C aguda.
13. Cirrosis hepática.
14. Demencia senil, Alzheimer.
En los estudios realizados, en diferentes grupos de control de modelos experimentales humanos, de las patologías anteriormente descritas, se han obtenido unos resultados satisfactorios con una media de recuperación superior al 75% de los enfermos, siendo de gran interés el poder considerar a la Ozonoterapia como un tratamiento de Medicina Natural efectivo y coadyuvante a los diferentes tratamientos de Medicina Convencional (Alopática).