Los procesos cerebrales y estímulos del ambiente, repercuten dentro de la aceptación o no de un bocado dulce, como el de una torta, aun si sabemos que no debemos comerla. Las personas en regímenes dietéticos, tratamientos especiales o con problemas de sobrepeso, deben incrementar su voluntad para rechazar las tentaciones.
La corteza prefrontal del cerebro, ayuda a negarse ante el ofrecimiento de dulces u otras comidas. Pero, si estas cansado o estresado, su función puede no cumplirse correctamente y probablemente digas que sí.
La concentración sanguínea de la grelina, aumenta en situaciones de agotamiento, acelerando el estimulo de hambre. Ingerir alimentos dulces, es una de las formas con las que se aminora la situación.
Las áreas del cerebro relacionadas con la recompensa, se activan cuando comes postres, calmando tu estrés, aunque no debas ingerirlos.