El consumo de antibióticos sin prescripción médica representa un riesgo para el paciente, ya que éste no toma en cuenta los parámetros médicos que deben ser considerados al momento de elegir qué medicamento consumir.
Cumplir el horario y dosificación del tratamiento garantiza la concentración constante del antibiótico en el organismo, durante la fase de curación. Stuart Levy, autor del libro "La paradoja de los antibióticos", dice: "La gente todavía cree en el mito de que los antibióticos son remedios milagrosos e inofensivos?.
Lo cierto es que tomar antibióticos cuando no se necesitan no solamente carece de utilidad, sino que puede resultar muy perjudicial. La administración de antibióticos, recetados por médicos especialistas, ha significado una importante reducción la incidencia de enfermedades infecciosas y las tasas de mortalidad.
Debido a esto, se ha popularizado su uso como medida terapéutica, transformándose en el grupo farmacológico más consumido, después de los analgésicos. Sin embargo, se ha agudizado la tendencia común a la automedicación, lo cual representa una conducta peligrosa.
Los fármacos que conforman el botiquín casero suelen ser ingeridos sin supervisión, en ocasiones su consumo es realmente innecesario o su espectro es menor al que requiere la bacteria, lo que puede ocasionar resistencia en el organismo o reacciones alérgicas.